Si se sobrevuela el archipiélago de Cíes se hace patente el relieve tan contrastado entre la cara oeste, la orientada al océano, donde los abruptos acantilados se elevan más de 150 metros, y la cara este, que mira a la ría de Vigo y toca al mar con la arena de sus playas. Destaca, por su importancia geomorfológica y biológica, el complejo formado por la barrera de la playa de Rodas, que actúa de puente natural entre las islas Monteagudo y Faro, y el “Lago dos Nenos” (hoy “O Lago”), donde una frágil pradera subacuática de zostera (planta con flor acuática) sirve de refugio de cría a peces y otros animales acuáticos. Antaño pobladas, las Cíes ofrecen una buena muestra de patrimonio cultural, desde la época de los castros hasta las ruinas de monasterios y poblados más actuales.

La isla de San Martiño, que mantiene las ruínas de su fábrica de salazón y de un molino de agua, esconde su acantilada costa tras un impenetrable matorral. El islote Boeiro, al igual que la costa acantilada del archipiélago, es el escenario de cría de aves marinas.

  • Fuente: Mancomunidad de Municipios Arousa-Norte